31 may 2013

Miradas Complices



Transporte de Sonrisas, de miradas cómplices, de inseguridades que nos llevan a no atrevernos a entablar conversación.  Esa extraña sensación que nos invade cuando no sabemos si dar el paso o esperar. Esperar a que llegue su parada y se baje. Esto si que es una crónica de una muerte anunciada y no la de las películas.
En una ciudad como Madrid donde viven 6 millones de personas, sabes que  la probabilidad de volver a verle es menor que las posibilidades de encontrar trabajo indefinido, bien remunerado y de lo tuyo en este santo país.
 Pero a ti te da igual. Esperas a que ella te hable, o se le caiga el típico libro al suelo, el teléfono,  o los famosos papeles de la película americana. En tu sueño,  ella te agradece que la ayudes y además te pide el teléfono. En la realidad, te lo agradece, te sonríe y 4 estaciones después, se baja sin decirte ni adiós. Lo reconozco, mas de una vez me pase de estación negándome a despedirme de la sonrisa de mis sueños. No quería finalizar asi el amor de andén.
¿ Cuantas historias de amor ha perdido la humanidad en el transporte público? Estoy seguro que muchísimas más que en cualquier otro lado, incluidas discotecas, fiestas de los pueblos, festivales o conciertos

Para cuando llegas a tu destino, tienes dos sentimientos. “Jo, debería haberle dicho algo” o “Me siento bien, Tengo algo que gusta” . Una vez más, quien no se consuela, es porque no quiere.

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